Los domingos no hace falta poner despertador

Los domingos no hace falta poner despertador. Perro sonido de la mañana, y benditas sábanas calientes, y su olor a mundo.

Es un domingo especial, con sentido. Es el cumpleaños de Miriam; cumple 25 años y tengo ganas de escucharla. Todos deberíamos aplaudirla, y gritarle:
                                               ¡ve a Lisboa, ve a Lisboa!

Ya le he escrito en facebook unas palabras, que seguro que le gustan. La echo en falta, pero tengo gratitud de que siempre estamos emocionalmente juntos. Stop.

He desayunado una rica tostá con aceite y jamón, café caliente y muchas vueltas a la taza. Dejavú. He pensado mucho en el "echar de menos", pero esas palabras se me han caído en el café.
Fregué la loza (como se dice en mi pueblo), abrí las ventanas y puse música para romper el silencio de este domingo. Fui a la ducha, puse la radio, giré hacia la izquierda la manivela y cayó el agua. Al ratito se me puso la carne de gallina cuando escuché una de las canciones más bonitas de la historia, un cover (http://www.youtube.com/watch?v=w_DKWlrA24k). Corrida blanca mental.

Más tarde, comprobé que el piso está todo iluminado, y no es por ir a misa o creer en Dios. Paloma de Goma me habló por facebook, y me recordó las tardes caseras con "Sexo en Nueva York". Unos minutos antes de que ella me hablara le di al play al "Primer Movimiento" de La ley innata de Extremoduro, uno de sus discos favoritos. Carne de gallina. Bonita amistad.
Quiero que los momentos que viví con ella salgan debajo de las piedras ya. Quiero que ponga "Cuarto Movimiento", y haga una locura en la que Lisboa y Salamanca sean una, y un puente de vacaciones sea una eternidad.

Son las 14. 23. Un perro compite con Extremoduro; y tengo hambre. Feliz domingo.

Abrazo y besos de Los Manolos.